Querer
ayudar y no poder es una de las frustraciones más grandes que hay. Sólo podemos
intentar comprender que cada persona tiene sus propios tiempos para crecer,
para aceptar, para entender y para cerrar ciclos. Cuando alguien no quiere ver
o escuchar, quizás sólo sea que no puede hacerlo en este momento; y no hay nada
que podamos hacer al respecto.
Odio
ser tan inútil. Él siempre está ahí para mí. Tengo un problema en el trabajo,
él me consigue los abogados. Tengo problemas de autoestima, él se las arregla
para hacer sentirme hermosa. Tengo miedo, él lo saca de juego. ¿Por qué yo no
puedo hacer lo mismo con él?
El
trabajo lo está matando. La disquera quiere, exige, cosas de él, que Zayn
simplemente no las va a hacer. Es su vida, su maldita música, su maldito
dinero, ¿Por qué no dejarle hacer lo que él quiere?
Esa
disquera al principio había sido una salvación para él. No le exigía nada que
él no quisiese. Zayn podía componer su música. Podía tener el estilo que él
quisiese. Y eso vendió, vaya que medio. Pero lo presionan demasiado.
Eso
se suma a que la prensa le odia. Y es mi culpa. Él podría pasar por el
rompecorazones de Hollywood, pero gracias a nuestra relación, es tomado por el
chico malo de Hollywood.
La
disquera lo presiona. La prensa lo presiona. Intentar ocultarme todo esto a mí,
era más presión.
Cuando
le pregunto que tiene, me dice que nada. No quiero insistir, a mí me gusta que
me dejen sola cuando estoy mal, pero él nunca lo hace, así que yo tampoco lo
hago. Veo un mensaje en su celular, uno de sus amigos que trabaja con él, dice
que su manager esta como un puto loco. Entonces comprendo que lo despidió. Otro
motivo de presión.
Se
sienta en el sofá y con frustración se lleva las manos al rostro. Entonces me
critico a mí misma. Mikayla, coño, ¿Por qué mierda estas aquí si no vas a mover
el culo siquiera?
-¿día
largo?
-no
tienes idea-me dice despegando las palmas de las manos de su rostro. Intenta
sonreírme, pero no puede. No quiero que intente tranquilizarme. Vuelve su vista
hacia delante, no quiere verme.
Llevo
mis manos hacia sus hombros, y comienzo a darle un masaje, no se me ocurre algo
mejor. Luego de unos segundos, siento como se relaja y apoya más su espalda en
el sofá. Sé que esto no va a solucionar sus problemas de trabajo, pero si hará
que se aleje de ellos.
Luego
de un rato, se despega de mí y se quita la camisa <estamos subiendo el
tono>, pienso. Pero se vuelve a recostar sobre el sofá, y le sigo haciendo
masajes. Es más fácil sin la camisa.
Le
hago masajes en la espalda hasta que me duelen las manos. Cuando me detengo el
arroja la cabeza hacia atrás.
-cada
día te amo más, cariño-eso me hace sonreír. Vuelvo a abrazarle y le beso, el me
lo devuelve.
-¿Qué
tal si seguimos en la cama, bebe?-le susurró al oído. Siento su sonrisa en mi
mejilla. Atrapa mi cadera en sus manos y
me besa hasta llegar a la recamara.
Zayn
me era fiel. En la cama él, tenía la sensación física y directa de su devoción
hacia mí, tanto como de su amor. Su lealtad fue parte integral de la felicidad
de esos meses de verano.
3 de mayo, 2018.
Siempre
me llamo la atención la forma en la que cogía la guitarra. No apoyaba sus
yemas; clavaba sus uñas en las cuerdas. Era extraño, pero lo hacía único.
Él
estaba en silencio escribiendo un par de partituras nuevas en una hoja.
Estábamos sentados en el suelo del estudio de grabación de su casa. Él tenía
una guitarra entre sus manos, yo una computadora.
Estaba
malditamente guapo; llevaba una camisa blanca con los primeros botones sueltos,
un leggin negro sin cinturón e iba descalzo. Sus cabellos caían sobre su mirada
hacia el suelo donde se encontraban las hojas.
Era
una pose desalineada y grunge, pero que le quedaba jodidamente bien.
De
la nada, el levanto su vista hacia mí y clavo sus ojos en los míos, tan
intensamente que tuve que correr mi mirada de él.
Y
él me miraba sonriendo como si yo fuera hermosa, o como si fuera el paraíso,
una maravilla o la criatura más bella del universo. Me miraba con esos ojos
cafés penetrantes y esa sonrisa sincera y juguetona en los labios. Yo amaba
cuando él me miraba así…
-¿me
escuchaste?-pregunto. ¿Qué? ¿Había siquiera hablado? Parecí despabilarme en
unos segundos-sé que tu vista debe ser perfecta, pero ¿podrías pasarme las
plumillas que están tras tuyo?
El
infierno debía estar más frio que mi cara en ese momento. Así que simplemente
se la pase mientras escuche su risa. Tomo la plumilla en su mano y se acercó a
mí.
13 de mayo,
2018.
Mirábamos
una película sentados en el sillón de su casa. Tenía un tazón con galletas y
las comíamos en silencio.
Me
gustaba cuando estábamos así; sin importar nada, un poco fuera del mundo.
Las
parejas siempre parecen tener un afán con conversar todo el rato, y cuando ya
no saben que decir, parece ser el momento del problema. Zayn y yo no éramos
así.
A
veces se generaban silencios inmensos y profundos en la sala, y a ninguno de
los dos le molestaba. No eran silencios incomodos. Eran silencios que en su
alma decían “cállate, necesito mis momentos para pensar”.
Yo
me reía de la película mientras me comía galleta tras galleta. De un momento a
otro, sus labios pasaron de posar una leve sonrisa, a casi lanzarse sobre mí y
darme un ligero beso en la comisura del labio, para luego lamerlo un poco.
Y
así de rápido como paso, se acabó. Alejo su cara de la mía y me miro divertido.
-tenías
migajas de galleta en los labios, debía quitarlas-dijo mirando al frente con su
sonrisa de maniático.
-y
que manera de quitarlas, de haberlo sabido antes me hubiera embarrado de
galletas por todos lados-en el instante que lo dije me arrepentí. Zayn se
carcajeo roncamente, yo me puse de todos los colores.
Luego
cogió mi mentón con sus manos y me dio un beso intenso.
-te
amo tanto querida. El amor tiene una cualidad especial entre tantas otras; hace
perfecto lo que ya de por si es bueno. Y tu cariño, eres maravillosa.
-sigue-le
dije como en un sueño-dime más. Es maravilloso ser amada por un hombre como tú.
Muchos dicen “te amo” una vez, como quien se compromete por escrito firmando un
documento y eso es todo.
-muchos
se pierden uno de los placeres del amor, entonces.
21 de junio,
2018.
-hoy
no podré verte, nena-me dijo tras el teléfono-tengo mucho trabajo, no podré ir
a la cuidad.
Eso
me entristeció bastante, era el primer día que no nos íbamos a ver desde que
trabajaba en el álbum, pero no iba a demostrar mi tristeza.
-tranquilo
Zayn, trabaja mucho-me despedí. Él se rio.
-tú
también, cariño-y colgó. Suspire y salí de casa.
Pase
todo el día en la sala de coreografías ensayando un baile para la nueva
canción. Hoy por alguna razón no tenía ganas de nada.
Cuando
estuve cansada, me senté en el piso del estudio y cogí el celular. Y ese día
hice por primera vez lo que supe por el resto de mi vida que no debía hacer:
busque mi nombre en twitter.
¿Saben
cuándo un artista dice que puedes tener cientos de mensajes de apoyo pero
cuando tienes uno malo, se queda en tu mente? Bueno, es verdad.
La
gente parecía odiarme más de los que me querían. Odiaban mi forma de ser,
odiaban nuestra relación.
Nunca
me importo lo que la gente dijera de mí. Pero venia teniendo no exactamente la
mejor semana de mi vida, y algunos mensajes eran fuertes.
Sin
darme cuenta ya había caído una lágrima de mi mejilla. ¿Por qué? Yo nunca
lloraba. Debía estar estresado por tanto trabajo.
Luego
de unos minutos, mi celular sonó. Lo deje y seguí ensayando. Volvió a sonar, y
unas dos veces más. Lo deje sonar. Me terminé duchando y antes de irme a casa,
sonó una vez más, esta vez lo cogí.
-hola,
¿Mikayla?-dijo Zayn entre preocupado y enfadado desde el otro lado de la línea.
Intente estabilizar mi voz.
-hey-dije
con falsa alegría pero mi voz sonó demasiado temblorosa, y él lo noto.
-mierda,
¿Qué te pasa, Mikayla? Voy enseguida-dijo precipitado-¿es culpa mía, por no ir?
Lo siento, lo siento tanto-dijo casi gritando. Me hizo reír su preocupación
acelerada.
-no
seas bobo, estoy bien, solo… estoy un
poco agitada, estuve ensayando.
-no
me mientas-dijo seco.
Pero
en el resto del día no volví a llorar. Lo único que necesitaba era escuchar su
voz.
Pero
en cierto modo eso me hizo sentir miedo, autentico miedo, por la forma en la
que me estaría haciendo emocionalmente dependiente de Zayn.
10 de julio,
2018.
De
papá, todo es de papá, no importa quién seas importa hijo de quién sos. El hijo
de papá hace y dice lo que quiere porque de última viene papá y paga los platos
rotos.
La
vida es una ruleta y hay pocos números ganadores, seguro que vas a perder salvo
que seas un príncipe o el hijo del presidente.
Si
existiera la cigüeña yo me haría un guiso de cigüeña porque ella es la culpable
de todo. Depende de dónde te deje, tu vida va a ser buena o un infierno.
Pero
si no sos hija del rey hay otra manera de ser princesa... casarte con un
príncipe.
En
la vida nada es real, todo es virtual, depende del vestido que te pongas la
fiesta a la que podes entrar.
Todo
depende de qué pieza te toco ser del ajedrez, si te toco ser reina o si te tocó
ser peón tu vida va a ser muy distinta.
Lo
sueños y los deseos son engaños para que por un rato te sientas una princesa y
te olvides que sos cenicienta. Pero tarde o temprano se hacen las 12 y el
vestido son trapos.
Todos
somos el dibujo de un pintor, alguien decide qué lugar vamos a ocupar dentro de
la pintura.
En
la vida hay dos clases de personas, actores y espectadores a uno le pasa todo
lo bueno, los otros, miramos.
La
libertad es una ilusión nadie hace lo quiere, ni siquiera lo que puede. Todos
hacemos lo que otros quieren.
Estoy
harta que las miradas se la lleven otros, que el amor sea para otros, que la
felicidad sea para otros.
El
mundo es de los otros. Pero no, eso que está ahí y parece al alcance de las
manos jamás lo vamos a tener.
Los
privilegiados, los elegís, nunca pierden.
¿Estas
cansada de ser una espectadora? Anda y se protagonista. ¿Queréis algo? Pelea
por eso. No eres la casa donde naciste, sos la casa dónde vos construyas. Vos
no sos los padres que te tocaron, son los aliados que vos elegís. Rompé ese
espejo que te devuelve esa misma imagen de vos, elegí ser otra, poder elegir
eso es mucho más que un privilegio. Vos no sos tu destino, sos el camino que
vos mismo te abrís. Hasta el hijo del presidente sufre, teme y necesita lo
mismo que vos. No hay privilegiados, hay privilegios. Y al privilegio del amor
todos tenemos acceso.
Estaba
intentando escribir mis partituras en la planilla, pero los insistentes besos
de Zayn en mi cuello me distraían.
-joder,
Zayn, deja de besarme-el me miro a los ojos unos segundos con su sonrisa
burlona.
-eres
lo más adorable que he visto en mi vida-me explico luego de unos segundos-si te
gustan, ¿Por qué me pides que lo deje? Tu lógica es fascinante.
-lo
descarado que eres es aún más fascinante-lo contradije iracunda, él sonrió.
-¿Qué
quieres decir?-frunció el ceño, como si me amenazara con ello. Yo puse los ojos
en blanco.
-¿siempre
vas así por la vida sin tomarte en serio nada de tu trabajo?-él se rio.
-tu
deberías saberlo, eres mi novia, vives todos los días conmigo dímelo tú, ¿crees
que no me tomo en serio mi trabajo?
-creo
que no te tomas en serio nada-explique-es casi injusto, yo y otros artistas nos
matamos ensayando y trabajando para tener el éxito que tenemos, para ti una
botella de tequila es suficiente para componer todo una álbum-dije casi
indignada. El me miraba como si fuera un enigma ante sus ojos.
-no
es tan sencillo para mí. No es solo la botella de tequila, amor. Soy fiel a mi musa, la mejor musa que he
tenido-fruncí el ceño.
-¿a
si? ¿Y cuál es tu musa, señor “soy tan perfecto”?-él sonrió ante mi comentario.
-tu
eres mi musa-y termino besándome.
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