Mikayla Jackson

Mikayla, es una adolescente Argentina, cantante, compositora, cantautora, escritora, youtuber, bailarina, guitarrista, pianista, violinista, diseñadora de moda, productora, estilista, pintora, aditora, y dueña de multiples organizaciones

lunes, 1 de julio de 2019

libro parte 4


15 de septiembre, 2018.
-que hermosa que es esta casa de vidrio-dije pasando las páginas del catálogo.
Estaba literalmente, acostada en el piso de la pieza mientras miraba casas en un catálogo. Zayn estaba unos metros más atrás, sentado, casi desplomado en el sillón mirándome atentamente. Notaba como se mordía el labio y despeinaba su pelo, y a mí me gustaba. Aunque no lo viera, me gustaba sentirme deseada. Sabía que me contemplaba.
-¿toda de…? Como te gusta no-dijo a regañadientes con deseo entre los labios-como te gusta que te vean los vecinos, ¿no?-me reí ante su comentario.
-¿Qué decís? Mentira-me reí. Note como se bajó del sillón y me asecho caminando a cuatro patas por el piso hasta llegar encima de mí.
-¿a no? ¿No te calienta que te vean mientras… mientras estás haciendo cosas?-dijo empezando a besar mi espalda.
-no, no me calienta nada, yo estoy viendo casas-seguí pasando las páginas del catálogo.
Llego hasta mi cuello y movió su boca hasta la mía y la devoro al instante.
-¿a no te gusta? ¿Y ahora?-me dijo entre besos, yo sonreí entre besos.
De pronto se sintió el timbre, él puso ojos en blanco y se desplomo a mi lado en el suelo.
-¿a quién esperamos?-me encogí de hombros-¿a quién esperas?-volvió a preguntarme.
-al vecino-sonreí. El me agarro de las caderas y me hizo cosquillas.
-¿A sí? ¿Al vecino esperas? Mira vos, digámosle que se una-me reí una vez más.
Pesadamente se levantó del suelo y abrió la puerta que seguía sonando.
-la verdad, hubiera preferido al vecino-dio en tono de broma Zayn al volver a entrar a la habitación. Tras él se dejaba ver a uno de  nuestros amigos con una cerveza en la mano.
-mierda, Harry-dije cuando el paso y sin verme choco mi pie.
-sí, eso es lo mismo que pienso cada vez que lo veo-me reí ante el comentario de Zayn.
5 de octubre, 2018.
Sentía que cuando estábamos juntos completábamos algo pero la misma pregunta siempre rondaba en mi mente ¿Me amará cuando esté sobria? ¿Me amará cuando esté realmente callada, demasiado perdida en mis pensamientos para hablar? Me pregunto si me amará cuando no responda a sus textos, porque a veces olvido que tengo gente que me importa. ¿Cuándo todo lo que puedo oír es "tú no eres bastante buena," él me amará entonces? ¿Me amará cuando esté sobria? O sólo me amará cuando le ponga un brazo descuidado a su alrededor y le diga que tiene unos ojos bonitos.
Acepté tus mentiras, luché con ellas en mi cabeza, te di el beneficio de la duda, que tal vez no eras tan horrible como todo el mundo decía que eras. Pero ahora lo más difícil que tengo que aceptar es que nunca valía la pena la verdad.
Porque puedes encontrar amor en cualquier parte, pero el amor que encontré con él fue lo más ilógico que he visto. Él me burla, me desafía, me molesta, y de alguna manera ni siquiera puedo considerar la idea de dejarlo. Lo único que puedo hacer es amarlo. Pero encontré en él un apasionado amante. Sus besos gustan al cielo, sus toques me hacen sentir amada, sus sonrisas son las más brillantes cuando estamos juntos. Supongo que lo ilógico puede ser bueno a veces.
A veces ni siquiera me explicaba por qué estaba molesto, simplemente me dejaba con la palabra en la boca. Al día siguiente, sólo decía que ya se le había pasado el enojo. A veces se queda mirándome con ojos penetrantes, y no lo oculta, porque cuando me vuelvo hacia él, lo sigue haciendo. Y cuando le pregunto, me dice que disfruta la vista.
Es imprevisible, tan pronto está de buen humor como le cambia. Muchas veces, cuando tiene problemas laborales, yo se lo noto porque descarga conmigo. Sé que no está bien ni esta correcto que los insultos que me dedica, los necesita él para sentirse mejor. Cuando él me pisa, cree que queda por encima de mí y se siente mejor. Después, con la calma, se da cuenta y se siente culpable por tratarme mal. Y así de enfermizo que era, aun así, sacaba mi parte sumisa de eso y me gustaba que me tratase así.
Soy una mujer tan independiente en mi vida, con mi propia carrera, yo frente a todo el mundo, que a veces necesitaba que alguien me bajase a la realidad. Pero él lo hacía bruscamente.
También convivir con una pareja alcohólica es como tener una relación con dos personas diferentes: o con una persona dividida en dos mitades opuestas. Por un lado, está la persona a la que se ama, la persona con la que estamos comprometidos emocionalmente, a quien no queremos abandonar; por otro lado, está un ente desconocido hacia el cual experimentamos un cóctel Molotov de ira, rabia, decepción o repugnancia. Pero como ya lo dije, no estaba segura que amara a la parte amorosa de él. Creo que lo que me gustaba de Zayn era cuando me desafiaba, me burlaba y se ponía por encima mío, porque así tenía que esforzarme para bajarlo. Para mí la vida siempre había sido un reto tras otro, y tenía que encontrarlos en él.

Ambos nos veíamos atrapados en un sempiterno círculo vicioso de reproches y dolor.
Los adictos tienen las emociones secuestradas. No pueden amar. Un alcohólico sólo puede sufrir, engañar, dramatizar, disimular, hacerse buenos propósitos y fracasar de nuevo. Un alcohólico te promete el oro y el moro, pone toda la carne en el asador un día, dos, tres, un mes… y luego viene el cataclismo. Pero yo tenía siempre mis asses bajo la manga, y aunque él no lo supiera, él siempre me amaría.
2 de noviembre, 2018.
-¿Por qué me haces esto? ¿Es que no tienes ningún respeto por lo que yo piense o quiera?-le grite una vez más, él suspiro ya frustrado.
-no te estoy haciendo nada, deberías dejar de meterme en mi maldita vida y creer que todo gira a tu alrededor-ese comentario me hizo enojar más.
-no puedo creer esto, no puedes, simplemente no puedes firmar ese contrato, Zayn. ¿Es que no vez lo que pones en juego? Yo no…
-¿y es que tú no vez que no me importa una mierda que te metas en mi trabajo? Es mi maldito trabajo, y tú no tienes derecho alguno de meterte-esta vez empecé a gritar.
-pues me meto todo lo que quiero, si tu minera se pone en las montañas cuando derramen sulfuro las montañas se….
-no derramaremos nada-me interrumpió e hizo un ademan para salir de la habitación, pero lo seguí por detrás.
Creo que si soy demasiado molesta, pero no dejaría que mi propio novio vaya en contra de mis principio.
Nunca fue un secreto nuestros altercados entre sus empresas de mineras y petroleras, altamente contaminantes. Y mi activismo. Siempre fue un punto que puso nuestra relación en juego.
-¿me crees idiota? Todas las mineras derraman, incluso la tuya. Me estuve haciéndome la ciega con eso hasta ahora, pero no puedo creer lo que estas por hacer. Dijiste que no era como todos esos ricos que les importa una mierda el mundo…
-no estoy de humor para esto-volvió a interrumpirme. Busco las llaves de su auto, o no, claro que no se iba a ir sin escucharme.
-¡eres igual a ellos! ¿Cómo puedes poner en peligro la vida de los que viven allí?¡No puedo creer que siquiera te importe, Zayn!-grite.
-¡cállate, joder! ¡Lo último que tengo que soportar además de los ecologistas que andan persiguiendo mi trabajo es a ti, maldita sea!-me grito.
Inmediatamente retrocedo unos pasos, intimidada por su tono y obviamente la postura que ha tomado. Aunque sé que él nunca me haría daño físico, es inevitable que me cague, no literal, del miedo. Es la primera vez que lo veo tan enfadado conmigo, no era la primera vez que me gritaba, tampoco yo, pero la forma en la que lo hizo, ocasionó que todo el enfado se vaya de mí y me inundara una expresión de miedo.
Esperaba que se enojase, pero no esperaba que me mirara así. Nunca había visto esa mirada.
Luego de unos segundos, el pareció percatarse de que me aleje de él, y se apoyó en el marco de la puerta. Intento estabilizar su respiración, y luego levanto la cabeza hacia mí.
-Mikayla, de verdad no estoy de humor…-hablo más suave esta vez.
-nadie te estaría persiguiendo si no harías lo que haces…-susurraba-Zayn si no paras esto, los lagos, la gente que vive allí, todo…
-ya lo he comprado, no hay nada que puedas hacer-volvió a recomponerse y busco sus llaves del auto.
-no puedo creer lo que estoy escuchando. Eres igual a ellos. Solo te importa el dinero, ¿eres capaz de destruir esas montañas por un poco de lo que sea que saques de ahí? Lo lamento, yo no puedo estar con una persona así, eres como los demás con los que trabajas, por eso es que…
-cállate antes de que sigas diciendo cosas de las que te arrepentirás-volvió a decirme con indiferencia.
-pues si tú no haces nada no me voy a arrepentir de lo que te estoy diciendo, tu sabes bien a lo que voy-me miro.
-tú no sabes nada de lo que hago o no en mi trabajo, eres solo una niña tonta que le gusta meterse donde no debería-se calló cuando mi mano golpeo su mejilla. Me sorprendí a mi misma por lo que había hecho. Me arrepentí al segundo de hacerlo, pero no iba a dejárselo saber.
Se quedó por unos segundos mirando a su costado y luego me devolvió una mirada fría.
-me vuelves a poner un maldito dedo encima-su voz suena más ronca que nunca. Mas furioso que nunca-y te juro por dios que no respondo, Mikayla.
Di un paso hacia atrás, algo aturdida e intrigada por su –clara amenaza-.
Terminó suspirando y frotándose la cara con frustración.
-está bien-dijo pesadamente-¿sabes? Tienes razón, lo lamento, señorita perfecta, lo cancelare, pero no quiero que te vuelvas a meter en mi trabajo, nunca, por ninguna razón, demonios-dijo con fastidio. Asentí levemente, pero antes de que pudiera decir alguna cosa, se fue de la casa.
4 de noviembre, 2018.
Quisiera no perderte a cada segundo, no privarme de tus miradas, pero ya nada pareciese tener el color de antes.
Tal vez la distancia te obligo a vivir sin los sueños, que mantenían nuestro amor, esta montaña que me robo tu sonrisa; que me despojo de tu piel, me permite contemplar tu belleza desde lejos, mientras agradezco al destino cada segundo que me regalo tus brazos.
Te extraño y no puedo evitarlo, extraño cuando e mirabas con brillo en los ojos y cuando yo te sonreía te hacia sonreír a ti, no se contener esta tristeza que florece cada vez que siento que soy una sombra de tu vida, la misma que ayer aprendió a amarte, a tocarte y que hoy queda olvidada sin nada.
Me lastima pensar la posibilidad de que cómplice serás de otro amor, que simules lo que sientes, como lo hacías conmigo. Pero tu apareces cada mañana en nuestra habitación y aunque estas conmigo, sé que estas muy lejos.
Estaba  a punto de dormir, últimamente no tenía mucho tiempo ni para mí. Estaba cansada, agotada.
 Hacia dos días que no veía a Zayn, y mi celular vibro.
“lo lamento cariño, hoy vuelvo a casa. Lamento hablarte como un idiota nena, te extraño. Zayn”.
Lentas palabras de consuelo caían sobre mí. Sin embargo mi corazón seguía sin tener descanso.

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