-que
hermosa que es esta casa de vidrio-dije pasando las páginas del catálogo.
Estaba
literalmente, acostada en el piso de la pieza mientras miraba casas en un catálogo.
Zayn estaba unos metros más atrás, sentado, casi desplomado en el sillón
mirándome atentamente. Notaba como se mordía el labio y despeinaba su pelo, y a
mí me gustaba. Aunque no lo viera, me gustaba sentirme deseada. Sabía que me
contemplaba.
-¿toda
de…? Como te gusta no-dijo a regañadientes con deseo entre los labios-como te
gusta que te vean los vecinos, ¿no?-me reí ante su comentario.
-¿Qué
decís? Mentira-me reí. Note como se bajó del sillón y me asecho caminando a
cuatro patas por el piso hasta llegar encima de mí.
-¿a
no? ¿No te calienta que te vean mientras… mientras estás haciendo cosas?-dijo
empezando a besar mi espalda.
-no,
no me calienta nada, yo estoy viendo casas-seguí pasando las páginas del catálogo.
Llego
hasta mi cuello y movió su boca hasta la mía y la devoro al instante.
-¿a
no te gusta? ¿Y ahora?-me dijo entre besos, yo sonreí entre besos.
-¿a
quién esperamos?-me encogí de hombros-¿a quién esperas?-volvió a preguntarme.
-al
vecino-sonreí. El me agarro de las caderas y me hizo cosquillas.
-¿A
sí? ¿Al vecino esperas? Mira vos, digámosle que se una-me reí una vez más.
-la
verdad, hubiera preferido al vecino-dio en tono de broma Zayn al volver a
entrar a la habitación. Tras él se dejaba ver a uno de nuestros amigos con una cerveza en la mano.
-mierda,
Harry-dije cuando el paso y sin verme choco mi pie.
5 de octubre,
2018.
Sentía que cuando estábamos
juntos completábamos algo pero la misma pregunta siempre rondaba en mi mente
¿Me amará cuando esté sobria? ¿Me amará cuando esté realmente callada,
demasiado perdida en mis pensamientos para hablar? Me pregunto si me amará
cuando no responda a sus textos, porque a veces olvido que tengo gente que me
importa. ¿Cuándo todo lo que puedo oír es "tú no eres bastante
buena," él me amará entonces? ¿Me amará cuando esté sobria? O sólo me
amará cuando le ponga un brazo descuidado a su alrededor y le diga que tiene
unos ojos bonitos.
Acepté tus mentiras, luché con
ellas en mi cabeza, te di el beneficio de la duda, que tal vez no eras tan
horrible como todo el mundo decía que eras. Pero ahora lo más difícil que tengo
que aceptar es que nunca valía la pena la verdad.
Porque
puedes encontrar amor en cualquier parte, pero el amor
que encontré con él fue lo más ilógico que he visto. Él me burla, me desafía,
me molesta, y de alguna manera ni siquiera puedo considerar la idea de dejarlo.
Lo único que puedo hacer es amarlo. Pero encontré en él un apasionado amante.
Sus besos gustan al cielo, sus toques me hacen sentir amada, sus sonrisas son
las más brillantes cuando estamos juntos. Supongo que lo ilógico puede ser
bueno a veces.
A
veces ni siquiera me explicaba por qué estaba molesto, simplemente me dejaba
con la palabra en la boca. Al día siguiente, sólo decía que ya se le había
pasado el enojo. A veces se queda mirándome con ojos penetrantes, y no lo
oculta, porque cuando me vuelvo hacia él, lo sigue haciendo. Y cuando le
pregunto, me dice que disfruta la vista.
Es imprevisible,
tan pronto está de buen humor como le cambia. Muchas veces, cuando tiene
problemas laborales, yo se lo noto porque descarga conmigo. Sé que no está bien
ni esta correcto que los insultos que me dedica, los necesita él para sentirse
mejor. Cuando él me pisa, cree que queda por encima de mí y se siente mejor.
Después, con la calma, se da cuenta y se siente culpable por tratarme mal. Y así
de enfermizo que era, aun así, sacaba mi parte sumisa de eso y me gustaba que
me tratase así.
Soy una mujer tan
independiente en mi vida, con mi propia carrera, yo frente a todo el mundo, que
a veces necesitaba que alguien me bajase a la realidad. Pero él lo hacía bruscamente.
También convivir con una
pareja alcohólica es como tener una relación con dos personas diferentes: o con
una persona dividida en dos mitades opuestas. Por un lado, está la persona a la que se ama, la persona
con la que estamos comprometidos emocionalmente, a quien no queremos
abandonar; por otro lado, está un ente desconocido hacia el cual experimentamos
un cóctel Molotov de ira, rabia, decepción o repugnancia. Pero como ya lo dije,
no estaba segura que amara a la parte amorosa de él. Creo que lo que me gustaba
de Zayn era cuando me desafiaba, me burlaba y se ponía por encima mío, porque así
tenía que esforzarme para bajarlo. Para mí la vida siempre había sido un reto
tras otro, y tenía que encontrarlos en él.
Ambos
nos veíamos atrapados en un sempiterno círculo vicioso de reproches y dolor.
Los adictos tienen las emociones secuestradas. No
pueden amar. Un alcohólico sólo puede sufrir, engañar, dramatizar, disimular,
hacerse buenos propósitos y fracasar de nuevo. Un alcohólico te promete el oro
y el moro, pone toda la carne en el asador un día, dos, tres, un mes… y luego
viene el cataclismo. Pero yo tenía siempre mis asses bajo la manga, y aunque él
no lo supiera, él siempre me amaría.
-¿Por
qué me haces esto? ¿Es que no tienes ningún respeto por lo que yo piense o
quiera?-le grite una vez más, él suspiro ya frustrado.
-no
te estoy haciendo nada, deberías dejar de meterme en mi maldita vida y creer
que todo gira a tu alrededor-ese comentario me hizo enojar más.
-no
puedo creer esto, no puedes, simplemente no puedes firmar ese contrato, Zayn.
¿Es que no vez lo que pones en juego? Yo no…
-¿y
es que tú no vez que no me importa una mierda que te metas en mi trabajo? Es mi
maldito trabajo, y tú no tienes derecho alguno de meterte-esta vez empecé a
gritar.
-pues
me meto todo lo que quiero, si tu minera se pone en las montañas cuando
derramen sulfuro las montañas se….
-no
derramaremos nada-me interrumpió e hizo un ademan para salir de la habitación,
pero lo seguí por detrás.
Creo
que si soy demasiado molesta, pero no dejaría que mi propio novio vaya en
contra de mis principio.
Nunca
fue un secreto nuestros altercados entre sus empresas de mineras y petroleras,
altamente contaminantes. Y mi activismo. Siempre fue un punto que puso nuestra
relación en juego.
-¿me
crees idiota? Todas las mineras derraman, incluso la tuya. Me estuve haciéndome
la ciega con eso hasta ahora, pero no puedo creer lo que estas por hacer.
Dijiste que no era como todos esos ricos que les importa una mierda el mundo…
-no
estoy de humor para esto-volvió a interrumpirme. Busco las llaves de su auto, o
no, claro que no se iba a ir sin escucharme.
-¡eres
igual a ellos! ¿Cómo puedes poner en peligro la vida de los que viven allí?¡No
puedo creer que siquiera te importe, Zayn!-grite.
-¡cállate,
joder! ¡Lo último que tengo que soportar además de los ecologistas que andan
persiguiendo mi trabajo es a ti, maldita sea!-me grito.
Inmediatamente
retrocedo unos pasos, intimidada por su tono y obviamente la postura que ha
tomado. Aunque sé que él nunca me haría daño físico, es inevitable que me
cague, no literal, del miedo. Es la primera vez que lo veo tan enfadado
conmigo, no era la primera vez que me gritaba, tampoco yo, pero la forma en la
que lo hizo, ocasionó que todo el enfado se vaya de mí y me inundara una
expresión de miedo.
Esperaba
que se enojase, pero no esperaba que me mirara así. Nunca había visto esa
mirada.
Luego
de unos segundos, el pareció percatarse de que me aleje de él, y se apoyó en el
marco de la puerta. Intento estabilizar su respiración, y luego levanto la
cabeza hacia mí.
-Mikayla,
de verdad no estoy de humor…-hablo más suave esta vez.
-nadie
te estaría persiguiendo si no harías lo que haces…-susurraba-Zayn si no paras esto,
los lagos, la gente que vive allí, todo…
-ya
lo he comprado, no hay nada que puedas hacer-volvió a recomponerse y busco sus
llaves del auto.
-no
puedo creer lo que estoy escuchando. Eres igual a ellos. Solo te importa el
dinero, ¿eres capaz de destruir esas montañas por un poco de lo que sea que
saques de ahí? Lo lamento, yo no puedo estar con una persona así, eres como los
demás con los que trabajas, por eso es que…
-cállate
antes de que sigas diciendo cosas de las que te arrepentirás-volvió a decirme
con indiferencia.
-pues
si tú no haces nada no me voy a arrepentir de lo que te estoy diciendo, tu
sabes bien a lo que voy-me miro.
-tú
no sabes nada de lo que hago o no en mi trabajo, eres solo una niña tonta que
le gusta meterse donde no debería-se calló cuando mi mano golpeo su mejilla. Me
sorprendí a mi misma por lo que había hecho. Me arrepentí al segundo de
hacerlo, pero no iba a dejárselo saber.
-me
vuelves a poner un maldito dedo encima-su voz suena más ronca que nunca. Mas
furioso que nunca-y te juro por dios que no respondo, Mikayla.
Di
un paso hacia atrás, algo aturdida e intrigada por su –clara amenaza-.
Terminó
suspirando y frotándose la cara con frustración.
-está
bien-dijo pesadamente-¿sabes? Tienes razón, lo lamento, señorita perfecta, lo
cancelare, pero no quiero que te vuelvas a meter en mi trabajo, nunca, por
ninguna razón, demonios-dijo con fastidio. Asentí levemente, pero antes de que
pudiera decir alguna cosa, se fue de la casa.
Quisiera no perderte a
cada segundo, no privarme de tus miradas, pero ya nada pareciese tener el color
de antes.
Tal vez la distancia te
obligo a vivir sin los sueños, que mantenían nuestro amor, esta montaña que me
robo tu sonrisa; que me despojo de tu piel, me permite contemplar tu belleza
desde lejos, mientras agradezco al destino cada segundo que me regalo tus
brazos.
Te extraño y no puedo
evitarlo, extraño cuando e mirabas con brillo en los ojos y cuando yo te
sonreía te hacia sonreír a ti, no se contener esta tristeza que florece cada
vez que siento que soy una sombra de tu vida, la misma que ayer aprendió a
amarte, a tocarte y que hoy queda olvidada sin nada.
Me lastima pensar la
posibilidad de que cómplice serás de otro amor, que simules lo que sientes,
como lo hacías conmigo. Pero tu apareces cada mañana en nuestra habitación y
aunque estas conmigo, sé que estas muy lejos.
Estaba a punto de dormir, últimamente no tenía mucho
tiempo ni para mí. Estaba cansada, agotada.
Hacia dos días que no veía a Zayn, y mi
celular vibro.
“lo
lamento cariño, hoy vuelvo a casa. Lamento hablarte como un idiota nena, te
extraño. Zayn”.
Lentas
palabras de consuelo caían sobre mí. Sin embargo mi corazón seguía sin tener
descanso.
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