Querido
hombre perfecto: tú me conoces, y yo a ti. Es decir, creo que te conozco, pero
aún confío en mi misma para decir que me conoces. Las mujeres suelen fijarse en
ti a primera vista y sé que a eso ya estás acostumbrado, pero si te conociera como
yo lo hago, te amarían, o te odiarían.
Primero
que nada debes saber qué es lo que una chica piensa de ti, lo que de seguro
cambiará tu forma de pensar. Eres un chico con perfectas medidas, de hecho no
las necesitas y aunque encuentres siempre algún defecto en tu físico, eso no
hará sino destacarte.
Más
allá del físico, lo importante eres tú. Dicen que nunca debes subestimar a un
libro por su portada, esto es exactamente lo mismo. Necesito a un hombre con actitudes de hombre,
que sea capaz de escuchar y ser fuerte. Que actúe como un hombre y no como un niño caprichoso.
Que con la mirada transparente su forma de ser, pero que
también sea enfático con lo que quiere conseguir en la vida, que tenga metas y
objetivos con los que se apasione. Lo que realmente convierte perfecto a un
hombre perfecto, eres tú.
Yo
describía a Zayn como un buscador. Un buscador es alguien que busca, no que
necesariamente encuentra.
Tampoco
es alguien que necesariamente, sabe lo que está buscando, es alguien
simplemente para quien su vida es una búsqueda.
Siempre
me gustaron las personas que saben lo que quieren. Y nunca he conocido a
alguien más decidido y seguro de sí mismo como lo es Zayn. Siempre tiene una
opinión para todo, y siempre te responde cuando le preguntas “que opina si…”.
Ese aspecto suyo le daba un gran aire de superioridad y lo hacía ver como un
controlador. Pero te daba una sensación de seguridad cada vez que te abraza de
una manera protectora.
Es
el ser humano que admiro más que nadie en el mundo por sus logros en la vida.
Es la clase de persona que quiere algo, y no importa que tenga que hacer para
conseguirlo, lo consigue. Sea eso bueno o malo
Es
un hombre seguro que sabe lo que puede alcanzar y lucha por conseguirlo cada
día porque tiene la capacidad de lograrlo.
Me
sentía fascinada con Zayn y no podría decir hasta qué punto esa fascinación era
puramente intelectual. Imposible aislar en Zayn, los rasgos que componían su
atractivo; el brillante despliegue de su mente y sus palabras, el placer de
merecer su atención y la excitación física que provoca su proximidad. Esos
rasgos se fusionan en un todo compulsivo. Cualquier chica no podía menos que
decirse “que hombre”.
La
vida con él era una intrincada, confusa, tiránica, fascinante mezcla de lo
controlado y lo impulsivo.
3 de enero,
2018.
Él
era un chico malo. Siempre llevaba consigo ese aire de superioridad, parecía
que nadie estaba a su altura. Era guapo, joder que lo era. Tenía un buen
estilo, el que hace que te babees. Su mirada era penetrarte, intentando
descubrir un laberinto en tus ojos. Su sonrisa era coqueta, con la cual podría
conquistar a cualquier mujer.
Su
esencia era distinta a todos, imposible no reconocerlo.
Su
presencia hacia desvanecer a los demás de su entorno, como si de verdad el
universo girara a su alrededor.
Inconscientemente,
no se puede evitar quedar atrapada admirando su belleza.
Su
esencia masculina y su tranquilidad atraían demasiado. Su cabello castaño y
despeinado lo hacían lucir un tanto irresistible.
Sus
facciones eran duras. Y su mirada angelical. Te abre el alma con solo ver tus
ojos. Pero detrás de esa mirada, se escondía un hombre malo, que disfrutaba ver
a la gente que no quería sufrir, que no creía en el amor pero aun así no
titubeaba al decir te amo. Y a pesar de esos “te lo advierto” que gritaba su
mirada, me quedaba observándolo. Y fue entonces, cuando descubrí que no podía
mirar a nadie como lo miraba a él.
Pero
era un chico malo, vaya que lo era. Emanaba peligro por todos sus poros. Nada
le asustaba. Dominaba a la vida como quería. Su estilo, su mirada, su sonrisa,
todo tenía la inscripción <aléjate de mí> plasmados en ella. Pero vaya
que eso atraía.
Me enamoré de un
chico malo, sí yo también caí ante la figura de un joven que hacía sus “travesuras”,
que tenía carácter fuerte y todos respetaban, que no me merecía en lo absoluto.
Y claro que
me dio curiosidad al principio, porque era algo nuevo para mí, y parecía que no
solo para mí, sino para todas. Me fijaba en el por la percepción de seguridad
que proyectaba: sin miedos, sin enredos, sin claros y desafiante. Fui criada en
un hogar con muchas reglas y valores, y lo menos que mi familia iba a aceptar
era ese chico malo para su niña buena.
El
hacía que todo en mi temblara, su voz seductora, sus movimientos bruscos, su
actitud condescendiente, todo en el me volvía loca.
Chico
malo, mírame. Chico malo, déjame ver tus ojos marrones, y tu inconfundible
sonrisa. Enséñame tu posé arrogante y tu sonrisa burlona.
Cuando
te dicen “chico malo” solías creer
que es ese hombre desagradable que no respeta a las mujeres y es,
como lo dice su apodo, mala persona. Pero no es ese tipo de chico del que
hablaré. Existe otro, ese que es rebelde, ese que tiene un aspecto de inalcanzable, por muy encantador que
pueda ser. Las chicas suelen rodearlo, pues algo les llama la atención de este chico. Pero él no hace caso,
sólo se deja querer, si puedo decirlo así.
Tiene una sonrisa excepcional que no logra reflejar
toda esa triste historia que suele tener siempre escondida tras sus ojos. Es
extrovertido, pero nunca se da a conocer a totalidad con todo el mundo,
pues tiene ese toque de misterio
único y esa mirada penetrante que te cautiva y provoca que quieras
acercarte a él.
“No
soy un chico malo” solías decir. Dime que eres un chico malo y te diré que eres
un chico bueno.
Dime
que eres sincero y buen chico y te diré que eres un cabrón.
Y caí en su juego. Pero el no tardaría de caer
en el mío.
-¿me
vez como un chico malo?-me preguntó con voz burlona.
-¿y
tú como me vez a mí?-le evadí.
-ese
es el cumplido más raro que me han hecho nunca.
-no
es un cumplido, es una amenaza.
-¿y
eso?
-los
misterios hay que resolverlos, averigua que esconden.
-a
lo mejor que decepciona ver que hay dentro.
-a
lo mejor me sorprendo, y tú también.
-¿Cómo
vas a ser feliz con alguien que te trata como una persona normal?
-cariño,
créeme, tú no tienes nada de normal. ¿Nadie te ha dado un cumplido antes?
-no.
Muchos chicos piensan en mí como un concepto. O que los completo, que los voy a
hacer sentir vivos. Pero la realidad es que soy una chica jodida que solo busca
la paz de su mente.
Era
oficialmente nuestra primera salida juntos en público, con los demás chicos.
Decidimos
ir a beber un poco a un bar. Aun no me acostumbraba al 100% su compañía. Eran
tan fuera de mi mundo, que dudaba alguna vez acostumbrarme a ellos. Me gustaba
ver como por primera vez, entraba a un lugar y las personas daban nota de ello.
Su grupo tenía una presencia que hacía que todos volteasen a ellos, un fuego
vivo en su mirada.
-vamos,
siéntate, no mordemos-dijo Harry haciendo palmadas al asiento a su lado.
-aún-agrego
Zayn llevándose un cigarrillo a los labios.
-te
ves jodidamente bien-me susurro Zayn al odio. Eso me puso aún más nerviosa,
pero debía seguir en compostura.
-no
me gustan los piropos-él sonrió.
-pues
tendrás que acostumbrarte-dio otra calada al cigarrillo-en unos días tendré que
volver a irme, tengo una premiación, vendrás conmigo-abrí los ojos.
-no
detecte pregunta en lo que te dije.
-Zayn,
no sé si será una buena noticia para los paparazzis y eso…
-no
puede importarme menos-dijo aun sin expresión.
-¿Por
qué quieres que vaya?
-porque
cada vez soporto menos estar lejos de ti.
Lo
vi sentarse a mi lado del sillón y prendió un cigarrillo. A mi otro costado
había una pareja besándose. El ambiente olía a alcohol.
Siempre
era todo tan desenfrenado, con aire peligroso, impredecible.
¿De
veras era ese el área donde quería estar? Si no era así, ¿Por qué aún seguía
allí?
No
encajaba, y lo notaba, pero sentía que no me podía ir de allí. Zayn no era
quien yo pensaba, tampoco yo era quien él pensaba, entonces, ¿Por qué no me
alejaba?
¿Sería
por la fama que me daba, o por los flashes que estaban detrás de mí cuando
estaba con él?
Era
muy fácil usar a una persona, pero el problema era que yo sabía, que si me
quedaba mucho más tiempo, iba a ser yo la que dependiera de él.
4 de marzo de
2018.
No
iba a quedarme en casa llorando toda la tarde por lo que había pasado. Debía
volver a formar mi vida una vez más.
El
me escucho, me escucho teniendo una conversación con una amiga. Se cabreo y me
dijo, dijo que no quería volver a verme. ¿Cómo pude haber sido tan boba como
para no fijarme que la puerta estaba abierta?
Me
negaba a creer que estaba con él solo por el dinero, cuando él se fue y me
dejo, sentí un vacío interior que el dinero nunca me habría dejado.
Quería
a mi Zayn, no a lo que viniera con él.
Volví
a su casa, él me dijo que tendría que quitar todas mis cosas de allí. Pero yo
sabía que no iba por eso.
-Hare
todo lo que quieras para que no me dejes, yo de verdad te quiero-él me miro con
una vista baja. Se recargo contra la pared y me miro con descendiente.
-vale,
quítate la ropa-me había quedado petrificada ante tal declaración-¿de verdad
quieres estar conmigo? Esa es la única forma.
Lo
mire por unos segundos intentando encontrar en su mirada una pizca de broma,
pero no la encontré.
Nunca
imagine convertirme en la putilla que folla antes de tener algo serio con el
tío. Pero no tuve opción, lo amaba, de veras lo hacía. Él me dijo que si no lo
hacía me dejaría. Luego me di cuenta que en realidad no sería así.
Mi
primera vez había sido con un chico que no me quería, y dudo que me respetara,
al menos por ese entonces. Pero hoy no me arrepiento.
Si,
lo admito, y él también lo hacía. No había sido lo más romántico del mundo, el
siquiera había sido gentil, la amabilidad no es lo suyo. Nunca lo fue, ni nunca
lo será.
Yo
había metido la pata días antes, lo había engañado, le había mentido, el
parecía odiarme, pero no podía hacer que se aleje de mí.
Su
plan era herirme. Usarme a su antojo. Saciar aquello que yo cada día provocaba
intencionalmente y que nunca dejaba completarlo. Ahora él tenía el control.
Pero
al parecer sus planes le fallaron. Estaba claro que no podría herirme. Cuando
estuvo a punto de lastimarme y tras decir <eres una zorra, no puedo creer lo
que estás haciendo> me miro con dulzura, había ternura en sus ojos.
Preocupación, remordimiento.
Él
había querido herirme como yo lo había hecho, pero no pudo hacerlo. Lo sabía, sabía
que me quería. Y ahora no lo podría negar.
Entonces
me termine entregándome a él toda la noche.
Al
otro día me dijo que fuera su chica.
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