Entrevista a Mikayla Jackson para i-d.
Mikayla Jackson más
honesta que nunca. Hace menos de dos semanas Mikayla Jackson se hospedaba en un
centro de rehabilitación tras haberse desmayado por problemas alimenticios en
pleno concierto. Para sorpresa de todos solo duro unos pocos días allí, ella
asegura “odiar los hospitales”.
Mikayla comunico que no dejara a un lado su trabajo en la moda, para
concentrarse en su música. Pero dice estar segura de revelar algunas verdades
sobre exigencias que cree ridículas en la pasarela.
“cuando apenas empecé a trabajar como modelo de grandes marcas, me dijeron
que era muy hermosa, pero que necesitaba bajar de peso para entrar en un talle
0. Mis medidas de caderas eran de 92 cm, y me pedían que sean de 87. Tenía dos
meses para perder peso y llegar bien a la Fashion Week de Nueva York” dijo la
cantante apneas empezó.
“las exigencias son de verdad extremas. Y es mentira lo que dice todo el
mundo, seas la hija de quien seas, tengas el apellido que tengas, seas tan o
tan conocida, te exigirán hasta exprimirte. No importa si eres una jenner, si
eres hija de un diseñador, ni si eres una cantante, las exigencias están.
Debias verte perfecta; si tenías un grano o alguna imperfección siempre tenías
que salir con maquillaje, entre mejor trabajo de maquillaje y mejor estilo
tenías, más seguidores ibas creando y eso te abría muchas más puertas.
Debías
ser delgada, y eso siempre se me complico porque todos saben que yo soy de
tener curvas entonces fue complicado”.
“Y me convertí en anoréxica: por muchos meses, casi un año, comía sólo tres
manzanas al día, bajé 10 kilos y llegué al talle pedido. Cuanto más peso
perdía, más éxito laboral tenía: me tomaron para 22 desfiles en Milán y París.
Llegué a ser la top 20 de modelos del año. Y gane muchos premios de models.com.
Siempre tenías que estar glamorosa y ser sociable en las fiestas, pero todo el alcohol
que ingería, luego tenía que despedirlo”.
“Tenes que ser flaquísima sí o sí; o no comés o tomás cocaína, cosa que no
iba a hacer. Era habitual: las modelos que me rodeaban comían cuando aparecía
una cámara en épocas de desfiles y después iban todas juntas a vomitar al baño.
Por mucho tiempo dije que tenías este cuerpo porque era vegana y que hacía solo
el ejercicio de las rutinas de baile y eso, claro era mentira. Llego un momento
en el que me tenían que internar como dos veces por semanas porque me
desmallaba, no tenía energía, enfermaba etc. Hoy en día se me hace imposible
casi subir de peso porque mi metabolismo se acostumbró por así decirlo a casi
no recibir comida, es una enfermedad, y esta jodido”.
Cuando se le pregunto sobre las peores exigencias o diseñadores, no se
calló en nombrar a muchas marcas de elite:
“La peor de todas es Miuccia Prada. Para el casting de su desfile me
maquillaron durante 6 horas y nadie me habló, fui realmente un objeto. Cuando
ella entró todos le tenía temor. Se acercó, me miró con cara de desaprobación y
el peluquero y el maquillador me hicieron otro make-up en dos minutos: nunca me
maltrataron el pelo ni la cara de ese modo, me hacían doler y yo lloraba.
Cuando volvió Miuccia esta vez miró con cara de sutil aprobación y todos
volvieron a respirar en paz. Cuando tenía que probarme la ropa, una asistente
me dio zapatos talle 38 y yo soy 40. Cuando le pedí mi talle me dijo: Si querés
desfilar para Prada, tenés que usar los zapatos 38. No me quedó otra que
hacerlo durante dos horas. Era ridículo, ¿Qué puta diferencia había si me daban
mi talla? Es ridículo que ni los diseñadores ni quienes trabajan para ellos
tengan el cuerpo ni la personalidad que tanto te exigen”.
“En el casting de Vuitton nos pedían que desfilemos sólo con una tanga y
tacos altos. SOLO CON UNA TANGA, por eso en mi primer año no desfile con ellos
porque no me iba a objetivar de esa manera. Más adelante ya con la fama que
tenía me dio igual, pero fue bastante duro al principio. Nos miraban como si
fuésemos pedazos de carne. Y cuando hice el de Chanel, Karl Lagerfeld no me
eligió porque dijo que "Chanel no fotografía a mujeres con pechos", y
yo bueno, soy conocida por tener grandes pechos, es mi mayor proporción de mi
cuerpo. ¿Cómo podía decir eso? ¡Y todas las mujeres tenemos pechos!”.
“Cuando uno es un
maniquí, uno es tratado como un objeto. Manipulamos nuestros cuerpos como
perchas. Se nos pide que sean delgados, pero tenemos ante nosotros buffets
llenos de pasteles y carnes en salsa. Todo el mundo sueña con comer lo que
quiere sin engordar. Vi en Nueva York los modelos para hacer el honor a
los pequeños hornos frente a las cámaras y, una vez que las fiestas de TV, van
vomitar al baño. Cuando un maniquí pone en Instagram una imagen donde
cruje en una hamburguesa, ¡es un engaño!”.
Hablando sobre
experiencias con sus compañeras de modelaje, dijo:
“creo que lo más
pesado fue estar en una de esas fiestas puro glamour un after party de una
marca, fui al baño porque s eme había corrido el labial y allí nomas, en los
fregaderos había una modelo vomitando y de la nada vino otra y le pidió si no
tenía otro cepillo, y se puso a vomitar con ella, y a veces hablaban
tranquilamente. Era increíble la forma en que eso esta tan normalizado”.
Para analizar, dijo
“hoy tengo una carrera establecida, no me falta fama ni dinero y no me voy a
dejar objetivar por nadie. Tampoco me voy a llevar al límite por nadie ni por
ninguna marca, así que si ahora desfilo para una marca, lo voy a hacer con mi
belleza natural, mis medidas naturales, y promoviendo una figura que intenta
ser sana”.
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